jueves, 14 de abril de 2011

M. L. Estefanía


 

LETRAS LIBRES /  (De click para agrandar)
ABRIL DE 2011
Dossier Ficción y Violencia

M. L. Estefanía

por Julián Herbert

 Al oeste de Laredo

Tenía 40 años y fumaba entre 20 y 30 piedras semanales cuando me convertí en Marcial Lafuente Estefanía. A 120 el ziploc más las monedas que dejas para el refresco en cada compra, do the math. Ni el reportero de nota roja más corrupto de la capital del estado podría mantener semejante tren de vida. Lo sé porque ese reportero era yo.

Empezaba a fumar concluido mi turno. Lo hacía acompañado de un mp novato o de los patrulleros en día franco que a veces reciben muestras gratuitas del material puesto en plaza. Cualquiera de ellos tenía redaños para frenar antes de que saliera el sol. Yo no; me colgaba 24 horas seguidas. Un buen jalón te dura entre 5 y 10 minutos. Si quieres mantener la calma debes pegarte a la lata de aluminio como si fuera un biberón y limpiar las perforaciones con una aguja cada tanto y conservar siempre un Marlboro encendido: la sabiduría del basuquero radica lo mismo en el ritmo de la inhalación que en la exacta administración de la ceniza.

Rara vez lograba cumplir mi horario laboral. Cuando me despidieron del periódico telefoneé en busca de ayuda a mi compadre Esquivel, alcalde de un pequeño municipio fronterizo. Me preguntó:

–¿Qué sabes hacer?

Le ofrecí, pensando en el centenario, una charla sobre el periodismo durante la revolución mexicana. Se carcajeó.

–¿Tú crees que a mis ranchys wanabís de texano les importa una mierda la revolución?... A estos háblales mejor del Libro Vaquero. Y ¿por qué de tu antigua chamba no?

Eso último me estaba vedado.

–Capaz que La Gente me arrima unos tablazos –dije.

Le pedí un par de días para buscar otro tema. Al cabo sugerí, de nuevo en el teléfono:

–Puedo hacer algo que resulte popular: hablaré de Marcial Lafuente Estefanía. Allá en la frontera todos lo conocen, y muchos argumentos de sus libros están basados en el teatro de los Siglos de Oro.

Esquivel, que tenía experiencia en el showbiz, reformuló:

–Pero echemos una mentirita: a partir de hoy, tú eres Marcial. Te presentas portando en cartuchera un Remington que voy a regalarte y vienes vestido de vaquero, yo me encargo: por ahí tengo un Boss of the Plains, a ver si te queda. Te pagaré cinco mil pesos más viáticos. Te patrocino de mi erario la primera charla y luego, si funciona, le vendemos una gira a la sep a través de alguien a quien conozco.

Me dio pánico piratear al autor de más de 3 mil novelas vaqueras; ¿y si nos demandaban?... Pero me urgía tanto el paco que acepté –no sin antes rogar a Esquivel que depositara esa misma tarde un anticipo a mi cuenta bancaria.

La primera función, realizada a un kilómetro escaso del río Bravo en un solar de tierra suelta equipado con templete de cemento, resultó muy concurrida. No existe un alma pura al este del Bolsón de Mapimí y al oeste de Laredo que no haya leído al menos un librito del autor de El terror de Cheyenne. El éxito se debió en parte a la publicidad ideada por mi amigo: carteles en fondo negro con tipografía a colores aqua y fucsia como los que usan para promover a los gruperos.

Yo también me lucí. Recité de memoria los mejores pasajes de La caricia de los colts, caminé de un lado a otro del escenario blandiendo el micrófono como un revólver, conté chistes hurtados al repertorio del legendario Cronista de Saltillo y adaptados a los diálogos de Clint Russell en Primero el deber... Me aplaudieron horrores. Concluido el evento firmé pilas de libros editados por Brainsco –la mayoría deshojados y rotos y más de uno con manchas asquerosas. Al final sudaba frío: la malilla me estaba aniquilando. Esquivel (a quien previamente y por honor entre ladrones informé de mi vicio) me envió con un chofer de presidencia a conectar en un restaurancito de la carretera Ribereña, casi llegando a Ciudad Acuña. Mientras pagaba el producto y preparaba la lata y encendía la ceniza y aspiraba y aguantaba el humo en los pulmones contemplando a lo lejos en el aire las maniobras de un helicóptero de la marina, editorialicé mentalmente sobre lo mucho que ha cambiado mi país: desde que empezó la guerra, es más sencillo y lucrativo montar un expendio de cocaína que abrir un Oxxo.

Ojalá nunca hubiera pensado eso...

El texto completo en:  

http://www.letraslibres.com/index.php?art=15360

10 comentarios:

  1. El texto es interesante porque el autor escribe sobre un tema real y además muy polémico, los cuáles permiten emitir un comentario y por qué no, realizarse un debate.
    Pero realmente no me gusta mucho comentar sobre éstos temas, considero que se debe poner mayor énfasis en las necesidades que atañen a nuestro país y sobretodo integrar acciones para erradicar la situaciones que atañe actualmente a la nación.

    ResponderEliminar
  2. No es de a gratis que exista narcotráfico en el país cuando no consigue trabajo o este es mal remunerado. Me gustó mucho el final le da el sentido completo a todo el texto.
    No sabía sobre Marcial Lafuente Estefanía que escribía una novela vaquera por semana, por lo que estuve divagando parecen ser buenos, tratare de conseguir mis libritos vaqueros.

    ResponderEliminar
  3. Tal y como lo menciona Sandy el texto aborda un tema de nuestra realidad, me agradó bastante el texto, muy controversial y de representación la realidad de una persona.

    ResponderEliminar
  4. Cada acción el la vida tiene consecuencias que de un modo o de otro pueden favorecernos o no pero la creación que tuvo esta persona para poder conseguir un trabajo y engañar a la gente sobre lo que no era me parece sorprendente pues es verdad que la mayoría de las veces vivimos engañándonos sobre lo que en realidad somos pero podemos conseguir lo que queremos cuando tenemos metas u objetivos.

    ResponderEliminar
  5. La verdad duele, pero es consecuencia d nuestras acciones, en ocasiones nosotros no somos lo principales causantes de que nuestra sociedad pase por todo, pero de una u otra menar estamos involucrados. la mayor parte de la películas que veo tiene que ver con el narcotráfico, y en ella se refleja solo una parte de la realidad, es por esa razón que no puedo juzgar si está bien o está mal, es momento de informarnos, porque siempre caemos en el error de creer lo que dicen los demás, pero no, es momento e informarnos, de conocer textos como el que nos presenta la autora, creo que s momento que lea más acerca de este tema, por que verlo y leerlo son cosas diferentes.

    ResponderEliminar
  6. Mmmm... La verdad parece una historia que éstá muy lejos de nosotros pero no, hay muchas cosas que se apoyan y que no son las mejores, que nos dañan y que parecen ser lo máximo... Ojalá muchos leyeramos este texto para poder informarnos y guiar mejor nuestras acciones

    ResponderEliminar
  7. Un texto bueno que narra una pequeña parte de nuestra realidad, pero además realidad que se hace cada vez más visible y posiblemente se este llegando al punto de verla com lago normal. El tema es interesante y deja ver muchas cuestiones en que pensar sobre nuestra sociedad.

    ResponderEliminar
  8. Estamos tomando con tal naturalidad estas aberraciones sociales que nos perecen lo más normal del mundo. Ficción? quizá sólo en el nombre del personaje, lo demás están real que un detalle menos y pensamos en categorizarlo en una descripción. No es culpa de unos cuantos. Nosotros las "víctimas" también tenemos participamos. Es más cómodo permanecer en ese papel que hacer algo por mejorar la situación. La pregunta es ¿Qué sabes hacer?

    ResponderEliminar
  9. el texto habla de la realidad de nuestra vida actual, cada vez lo estamos tomando como algo norml pero a la vez aterrador.

    ResponderEliminar
  10. La historia que nos describe la autora es un reflejo de lo que se esta viviendo nuestra sociedad.
    existen diversos medios por el cual se esta dando a conocer este problematica que se esta viviendo en nuestro pais, no hay motivos para no leer, existe muchos medios por el cual debemos estar informados.

    ResponderEliminar